Almodóvar es de esos directores que suele levantar odios y amores a partes iguales, aunque desde mi humilde opinión los más reticentes al director manchego pocas veces se han molestado en ver alguno de sus films.
Esta película está inspirada en la novela Tarántula de Thierry Jonquet, supone el 18º largometraje de la carrera de Almodóvar, y es el que considero uno de sus mejores trabajos recientes.
Hablemos sobre Almodóvar y "La piel que habito" tras el salto.
Almodóvar puede gustar mucho o puede no gustar nada, pero lo que es evidente es que no deja indiferente a nadie. Lo que nadie puede negar es que este manchego haya conseguido algo extremadamente difícil y sólo reservado para los grandes: crear su propio género. Catalogar a La Piel que habito en un género es sumamente difícil, podría decir que es almodovariana. Sí, eso es lo que Pedro Amodóvar ha conseguido durante su extensa carrera cinematográfica, crear un género propio e inconfundible. Si viéramos un fragmento corto del film (ya en las promos me ocurría lo mismo) la estética ya tenía ese toque almodovariano.
A grandes trechos podríamos decir que La piel que habito trata sobre un doctor perturbado, Robert Ledgard (Antonio Banderas), que no conoce el límite de la ética. Trata sobre su pasado y la repercusión sobre su presente. Podría seguir hablando del argumento de esta película, pero creo que precisamente en la ignorancia es donde el espectador mejor aprecia su genialidad.

Cada nuevo trabajo del director manchego va acompañado de un casting muy cuidado que sabe promocionar como nadie el sello Almodóvar, ya sea Antonio Banderas, Javier Bardem o Penélope Cruz. Para cualquier actor es un privilegio dejarse ver por millones de espectadores tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, porque sí, la peculiaridad del cine de Pedro gusta en nuestro país y fuera. Respecto a la crítica, lo cierto es que está bastante dividida. Como suele decirse: "nadie es profeta en su tierra". Considero que Almodóvar se merece el mayor de los aplausos, porque es de los pocos directores españoles que, ajeno a las críticas, mantiene y defiende su sello con firmeza. Eso lo hace original, distinto y único.
Volvamos al film. Como es habitual en las películas de Almodóvar, con poco puede llegar a hacer una obra maestra. No es necesario un gran presupuesto, ni efectos desbordantes. Lo que gusta y atrae de su cine es la historia, siempre sorprendente, siempre bien contada, excelentemente desarrollada y generalmente con un final sublime.
A parte de esa estética tan almodovariana, los diálogos también son muy suyos. Esa mezcla de dramatismo y comedia inintencionada (¿o no?) hace de La piel que habito, las mieles de todos sus seguidores. Con un reparto espléndido y coral, entre todos llevan el peso de una película estremecedora, cuya banda sonora (inquietante y distintiva, de esas que cuando escuchas la sintonía rápidamente la relacionas con la película), son la guinda del pastel. Incluso el título no podría ser más perfecto, ni más poco delatador, incluso confuso. Hay tantas cosas que podría decir sobre La piel que habito que se hace difícil intentar resumirlas en pocas líneas.
Me encanta cuando una película construye unos cimientos tan fuertes y consistentes, con una trama tan sublime, que el mismo director paladea y deja paladear al espectador un final extenso. Eso sucede precisamente con esta película, que cuando ya está todo atado ves que no acaba, pero no deseas que acabe, te gustaría que se prolongara y te dejaran saborear aún más su historia.
Si no te gusta el cine de Almodóvar, ahórrate la entrada de cine.
Si te gusta el cine de Almodóvar, La piel que habito te encantará.
Si no conoces el cine de Almodóvar, te invito encarecidamente a que te inicies con esta película, ya que muy probablemente vayas encadenando con el resto, porque quizás este sea su mejor cine, el que mejor representa su estilo.
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